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sábado, 5 de enero de 2008

ALASKA : Soy un icono sexual de las personas que tienen unos gustos estéticos diferentes



[ALASKA y LECQUIO en QMD, ENTREVISTA]



Soy un icono sexual de las personas que tienen unos gustos estéticos diferentes.



Alaska es uno de los grandes mitos de la música y la vida social española de los últimos treinta años. Con sólo quince protagonizó la escena más escandalosa de la primera película de Almodóvar, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980). Poco tiempo después, estrenó el tema A quién le importa, canción que se ha convertido en un auténtico hito no sólo en España, sino en gran parte del mundo.




A sus 43 años, Alaska asegura:"No pretendo ser moderna, me gusta lo que me gusta y punto."



Criticar por criticar.... ¿por qué ese título?

Muchas veces se habla de la crítica con fundamento, de la crítica positiva, de la que tiene un fondo educativo. Pero la crítica es crítica, sobre todo si nadie te pregunta, éste es el tema de la canción. La letra la hemos hecho en primera persona porque reconocemos que nosotros mismos participamos de ese vicio, pero sobre todo queremos dejar claro que la crítica es crítica.

¿Crees que el hombre es criticón por naturaleza?

Sí. La crítica no es un deporte nacional, es internacional, universal.

¿Has sufrido mucho las críticas?

Sufrido no, eso implica un padecer. A mí se me criticará, pero como a todo el mundo.

¿Cuáles fueron las que más te han dolido?

Las únicas que pueden dañar son las que son inciertas, la injuria, sobre todo porque yo no soy de andar desmintiendo.

¿Y la más injusta?

Desde mi punto de vista ha habido muchas críticas injustas, pero a lo mejor no eran injustas desde el punto de vista de quien la hizo, ése es el problema.

Sé sincera.... ¿Nunca has criticado a nadie?

Yo sí, por eso la canción está en primera persona. Nacho (por Nacho Canut, la otra mitad de Fangoria) y yo somos dos tipos de criticón muy distintos. Nacho es un criticón de programa de sobremesa, lo critica todo y, en ese sentido, al ser más superficial, es menos dañino que yo. Yo critico muy poco, pero cuando lo hago soy feroz.

Pero dejemos de hablar de chismorreos y fijémonos en tu disco. Un nuevo trabajo y un nuevo éxito... ¿Te consideras una artista incombustible?

De momento, el año que viene cumplimos treinta años.

¿Dónde está el secreto de tu música?

Lo fundamental es reconocer el privilegio de hacer lo que te gusta y que no te dé miedo si lo que haces le llega a un millón de personas o a diez. Hay que entender que el éxito comercial es necesario para existir en la industria, pero que no tiene nada que ver con la satisfacción de hacer las cosas que a ti te gustan.

¿En qué medida participas en la composición de las letras?

En este disco participo en todas, como hacemos en todos los dicos desde que empezamos con Fangoria.

¿Qué sientes cada vez que escuchas ‘A quién le importa’?

Yo no lo separaría tanto de otras canciones. A mí me pasa una cosa: todo lo que he hecho no lo cambiaría, creo que está perfectamente hecho en su momento. Pero yo no soy nostálgica. Cuando escucho una canción mía no me retrotrae a personas o momentos.

¿Qué crees que representa esa canción?

Con el paso de los años y de forma totalemente espontánea y natural se ha ido convirtiendo en un himno que se canta el Día del Orgullo Gay, pero no hoy, sino desde cuando se congregaban únicamente cien personas.

¿La entendieron en su momento o pasó a la gloria después?

Se entendió perfectamente. Fue un gran éxito comercial en su día, y quien tenía que darse cuenta de la doble intención se dio cuenta. Pero todo el mundo lleva las letras a su interés: el año que salió la canción había elecciones generales, y el partido de los Panteras Grises, que son los mayores de 65 años, nos pidieron si podían utilizarla como himno de campaña.

¿Y no te has propuesto volver a cantarla?

Sólo la canto un día al año: el Día del Orgullo.

¿Qué te parecen las versiones?

La han versionado muchas veces, la última fue la de Thalia, que vendió millones de discos en Estados Unidos. La hay en versión rumba y muchas más.

Por curiosidad... ¿Te sale rentable el hecho de que la versionen?

Yo no soy la autora, pero a los autores sé que les da dinero.

¿Qué otras canciones destacarías de tu historia musical?

El rey del glam define muy bien lo que somos y lo que nos gusta. Después añadiría No sé qué me das, que también es muy definitoria de lo que nos gusta.

¿Qué opinas cuando dicen que has abierto la mente a muchos españoles?

Me sorprende, porque cuando lo estás viviendo no eres consciente de que esas cosas sirven para alguien más que para ti. Sin embargo, por el tiempo que me ha tocado vivir entiendo que sea así, y es algo que me satisface.

Fuiste una de las primeras ‘chicas Almodóvar’... ¿En qué se parece el Pedro de su primera película al oscarizado?

Más bien hay que ver en qué se diferencia, que es en un mayor sentido de la responsabilidad, lo que le hace tomar con mayor seriedad ciertos aspectos de la vida. Por lo demás es el mismo Pedro: comunicativo, creativo, abierto, pendiente de cada uno de los detalles que tengan que ver con sus películas. El que nos dirigió en esa película no era otro Pedro, era el mismo.

¿A cuántos crees que escandalizaste con tu famosa escena de la lluvia dorada?

Por suerte, en su momento, millones de personas no vieron la película. La vieron sólo las personas que tenían que verla.

Por cierto... ¿Cuántos años tenías por aquel entonces?

Quince. Yo creo que nos habrían denunciado.

¿Cómo es que de niña tenías esa mente tan adulta y tan bien estructurada?

Carmen Maura siempre cuenta que cuando me vio llegar con quince años me tuvo mucha envidia por cómo era. La primera escena que rodamos fue la de la lluvia dorada. Lo que Carmen no sabía era que por dentro no era así. Yo a aquello no le veía ningún morbo y ni siquiera sabía cómo se llamaba lo que estaba haciendo.

¿Te consideras una provocadora?

No, en ningún momento ha sido mi intención. Además, lamento cuando es así, porque es mucho más cómodo pasar desapercibida por la vida.

¿Siguen siendo los españoles unos inmaduros sexuales?

No. Pero eso es algo que no tiene nada que ver, porque sigues viendo gente jovencísima que se queda embarazada, que ‘pilla’ enfermedades... Damos por hecho que hoy en día la gente joven debería estar por encima de todas esas cosas.

¿Dónde crees que reside la plenitud sexual de una persona?

En estar a gusto consigo misma y en ser capaz de disfrutar eso con el otro.

¿Qué importancia tiene el sexo en tu vida?

Mediana. Se le da más de la que tiene. Creo que darle su justa importancia es un signo de madurez de la sociedad.

Alaska siempre ha sido uno de los iconos sexuales de España... ¿Por qué?

Yo creo que no. Es algo que me hace mucha gracia, pero creo que no es así. Puedo serlo para un tipo de persona que tiene unos gustos estéticos un poco diferentes, que van más por otro lado, pero seguro que eso no es reflejo de la mayoría.

¿Qué tipo de morbo crees que representas?

El de gente con estética diferente, o que puede pensar que tiene que ver con una estética diferente.

¿Cuántos se han equivocado contigo?

Seguro que muchos.

¿Te han hecho sentir cómoda?

Para nada, sobre todo porque yo soy la primera que cuando conozco a alguien o lo estoy viendo en una revista, me estoy haciendo una imagen de él que puede ser equivocada.

Eres una de las habituales del Orgullo Gay... ¿Crees que sigue siendo necesario hoy en día celebrar esa fiesta?

En Madrid y en el barrio de Chueca parece que no es necesario porque todo está conseguido, pero eso no es así en un pueblo de Soria. Aún hay mucho por hacer, y si no es visible parece que las cosas no existen, por eso para mí ése es un día de visibilidad.

¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta la homosexualidad?

A la crítica ‘porque sí’, a la crítica frívola. No voy a decir discriminación, pero sí es algo que existe fuera de nuestro mundo maravilloso de televisión, artistas y ciudades, donde se puede vivir de manera anónima. En ese mundo este tipo de cosas siguen ocurriendo.

¿No te parece que en algunos casos se recurre a una ‘folclorización’ de la homosexualidad?

Entre ese millón de personas que salen a la calle el Día del Orgullo Gay hay muchas mujeres con el pelo corto, con sus bebés, hay familias... y ésos no salen en la foto del periódico. Siempre es más vistoso sacar una ‘drag queen’. Lo importante es que se puede protestar a la vez que uno se divierte, y divierte a los demás.

Yo discuto mucho con algunos amigos homosexuales por una cuestión: dicen que se puede contar los líos ‘hetero’ pero no los ‘homo’; Yo digo que sí se puede...

Yo pienso lo mismo, aunque es cierto que hay mucha gente pública que todos sabemos que es gay, y que públicamente no lo es. Lo único que se debería hacer es tener una mayor protección contra la mentira, ante las verdades te tienes que aguantar. Yo no soy partidaria del ‘outing’, salvo en el caso de un político que esté vetando las leyes mientras vive con su pareja.

En teoría eres el icono del progresismo, pero uno de tus grandes mitos es Raphael... ¿Eso es una contradicción o como siempre vas por delante has superado todos los complejos?

Para empezar yo nunca pretendo ser moderna, me gusta lo que me gusta y punto. Sin embargo no hay que confundir ser moderno en un sentido absoluto y ético con seguir modas. El que sigue una moda es el que antes se queda pasado de moda.

¿Cuándo te veremos con un proyecto con gran presencia mediática?

No lo sé, no es un planteamiento mío. Lo único que siento como proyecto son mis discos, lo demás lo considero un divertimento (la televisión, la radio, escribir...) Mis proyectos son los discos y cuando los preparas nunca sabes la proyección mediática que vas a tener.

¿Qué harías para despertar de una vez a todos los españoles?

Nada, que despierten cuando quieran. No hay que forzar a la gente porque luego es horrible